Charlas alunizantes. CINE LUNAR
Leandro Arteaga propone un viaje inventariado por las películas inspiradas en el satélite natural de la Tierra.
El cine llegó antes a la luna. Y todavía antes la literatura. También lo hizo la historieta. Entre los tres hubo préstamos recíprocos. Pero si se trata de fijar un acta, icónica y fundacional, ésa es en 1902, cuando George Méliès estrena Viaje a la luna, inspirada en la novela de Jules Verne. Éxito de taquilla sorprendente. Con Méliès en la luna, el cine pasaría a ser mucho más. A la conquista, entonces, de ese lugar en donde todo era posible.
De este modo, puede pensarse una historia del cine fantástico y la ciencia ficción con vértice en 1969, cuando sucede el primer alunizaje. (O un año antes: cuando se estrena 2001: Odisea del espacio). George Lucas ha explicado que los astronautas habían sido, antes que nada, los espectadores de aquellas películas. Querer ir a la luna es un deseo de todo niño. O se la visita en el cine o se viaja al espacio. Destination Moon(Viaje a la luna), justamente, fue uno de los títulos célebres durante la década del ’50. Y mucho antes, en 1929, Fritz Lang inventaba en La mujer en la luna, despegue mediante, la cuenta regresiva. Todo un dato.
Ahora bien, con el pie ya puesto en territorio selenita, ¿hacia dónde dirigir las nuevas misiones espaciales? Ensayar una respuesta es posible, ocurrieron 50 años desde aquel acontecimiento, y tal como acostumbra, el cine ofreció un viaje remozado: El primer hombre en la luna (2018, Damien Chazelle) lo revivió a Neil Armstrong y hacia allí, otra vez, un cohete al ojo del satélite. Pero antes hubo de todo. Porque la fantasía nunca falta. Tampoco las conspiraciones. Es decir, ¿el hombre llegó a la luna? Pues claro. A excepción de que también creamos que la Tierra sea plana.
En este periplo, lo que se fijan son los acontecimientos. Y el cine, fenómeno social, los recuerda y se recuerda. Entonces, el hombre llegó a la luna porque el cine también. Practicar un ensayo que recorra algunos momentos célebres, con la mira(da) puesta en ese lugar, real y poético, es pensar al cine mismo, es pensar la sociedad.
Con el cohete en un ojo, Arteaga ofrece un viaje inventariado, de equipaje revisado, con el fin de visitar esa luna que es el cine. Se trata, entonces, de celebrar los cincuenta años de aquella pisada. Así como los cincuenta (y un) años de HAL 9000, del viaje astral de Bowman, y del hueso espacial que devino cohete de impacto lunar. Porque es con Méliès, viajero y soñador, como todo empezó.
Ver la programación completa en De acá a la luna. Vacaciones para chicos del ‘69