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Ciclo Bienvenidos a la luna Canciones de cuna y luna

Canciones de cuna y luna, el show que Ethel Koffman presentará el sábado 27 en el Teatro Príncipe de Asturias junto con un quinteto de cámara, nació de la conversación con Patricia Ordóñez, astróloga, psicóloga, mujer formada en la disciplina arcaica, es decir originaria, de la interpretación.

“La luna en la astrología —fue más o menos lo que escuchó Koffman— refiere a un simbolismo con respecto a lo femenino, lo maternal, a un dar cobijo, protección, nutrición”. De allí, de ese diálogo extenso, apenas rozado por la cita, nació la idea de hacer por un lado canciones de cuna (lo maternal) y, por otro, aquellas que hablan de una invocación, un deseo que no es otro que el del vínculo, el del encuentro con el otro: la luz amable de la luna, astro terrestre permite también ese diálogo, esa compañía.

D modo que el concierto de Ethel será una sesión doble: el final con canciones y una apertura con una charla abierta de Patricia Ordóñez sobre el significado de la luna en la astrología. Esta primera parte (la charla de Ordóñez) incluirá un tramo final en el que el público podrá hacer preguntas y manifestar sus inquietudes.

 

Vínculos

Ethel se había entusiasmado, dice, porque con el grupo que grabó su primer álbum (Lilâ) había hecho “Don dolón dolón”, de María Elena Walsh y “Tonada de luna llena” y empezó a sopesar la idea de completar un repertorio incipiente. “Se me ocurrió hacer canciones de cuna (de lo materno) y canciones que hablan de la luna pero no necesariamente para dormir a un niño. Y hay un montón de cosas, muchas canciones de amor, muy relacionadas con lo femenino, y varios idiomas, portugués, italiano, gallego, inglés”. Porque, continúa Ethel el recuerdo de la charla con Patricia Ordóñez, “la relación con la luna en la carta natal tiene mucho que ver con los vínculos, con cómo se vincula uno con los otros, y eso lleva al amor, la nutrición”.

El show, pensado en un tono íntimo y un sonido acústico (no hay percusión y los instrumentos son los de un grupo de cámara: piano, oboe, guitarra, violoncello y contrabajo) desplegará así aspectos diferentes de lo lunar a través de temas que cruzan distintas tradiciones e historias: desde la mujer que atraviesa embarazada las islas en “Creciente de nueve lunas”, de Chacho Muller, a “Hijo de la luna” (J.M. Cano) que narra el conjuro que una mujer hace a la luna: a cambio del hombre que quiere dará a la luna su primer hijo. “Siempre hay una cosa de plegaria a la luna, de deseo, de pedir cosas, de recogimiento y diálogo de alguien con la luna”, dice la artista.

Reencuentro

Ethel Koffman se presentará junto con los músicos de su primer disco, LilâLeonel Lúquez (piano y arreglos), Marcelo Petetta (guitarra), Luis Giavón (oboe), María Jesús Olóndriz (violoncello) y Charly Pagura (contrabajo).

Recorrido

Ethel Koffman (1958) transitó un camino con postas ya históricas: revelación Cosquín 1978, Rosario Rock 83, Acalanto, la compañía de Litto Nebbia, Baglietto, las clases de armonía y guitarra con Eugenio Grande Castelli. Su primer disco solista Lilâ (1996) aplicó el concepto de música de cámara a la canción popular. Entre febrero y mayo de 2005 grabó Flor Verbena, su segundo disco, con el cuarteto de Claudio Bolzani, Alberto Callaci, Charly Pagura y Javier Allende.

 

La luna en astrología

Patricia Ordóñez, fonoaudióloga, psicóloga y astróloga inaugurará la primera sesión de esta velada. Sentada entre las butacas de la platea y el escenario, la astróloga recibirá al público con esta charla que culminará con las inquietudes de los asistentes. “Cada planeta, desde la mirada astrológica —dice Ordóñez—, simboliza una función específica. La Luna simboliza la función materna, que no es únicamente femenina. Se vincula al desarrollo de nuestra capacidad para cuidar, dar cobijo, nutrir a algo o alguien que lo necesite: un hijo, un proyecto creativo o vocacional, a nosotros mismos. En la medida en que la ejercito conmigo también podré ejercerla con otros”.

Acaso una diferencia entre la astrología y la astronomía tiene que ver con un espesor interpretativo. Es decir: la astrología como una disciplina de la lectura. “La astrología —dice Ordóñez— fue practicada hasta el siglo XVII por los astrónomos de la época, incluidos Kepler y Newton. A partir de ese momento se hace un quiebre que caracterizará a todo el quehacer científico: se separa la mirada cuantitativa de la cualitativa (que hasta el momento iban juntas). La Astronomía se desarrolló respetando las reglas del método científico que está hoy en vigencia (no siempre lo estuvo, y puede dejar de estarlo) cuya meta principal es controlar y predecir fenómenos. La Astrología conservó su percepción cualitativa y simbólica de la realidad. Esto no es incompatible con incorporar también la cuantitativa (fórmulas, medidas, de hecho, para levantar un mapa natal necesitamos de práctica matemática, uso de tablas logarítmicas, nociones de astronomía).

Recorrido

Patricia Ordóñez es astróloga, psicóloga y fonoaudióloga. Nació en Buenos Aires y reside en Rosario desde 1992. Realizó cartas natales para otros psicólogos que las hacían en acuerdo con sus pacientes. Tiene cursada una Maestría en Psicología jungiana.

 

Río lunar

Audrey Hepburn rasga una guitarra y canta por primera vez “Moon River” (“Río lunar”) en Desayuno en Tiffany’s (1962). La letra fue escrita por uno de los autores más prolíficos de la edad dorada de Hollywood (fines de los 30 hasta entrados los 50): Johnny Mercer (1909–1976), la música era de Henry Mancini. Sin embargo, es una de las frases de esta tardía canción —que Koffman interpretará en su show—, “my huckleberry friend”, la que se erguiría como insignia de su talento cuando en 1982 Bob Bach y la viuda de Mercer, Ginger Mercer publicaron la biografía Our Huckleberry Friend: the Life, Times and Lyrics of Johnny Mercer. La canción, que interpretaron desde Andy Williams a Perry Como, Frank Sinatra, Morrissey, Sarah Vaughn y muchos otros, es finamente ambigua: se refiere tanto a la luna como al río Misisipi. Dice: “Río lunar, ancho como una milla. Algún día voy a cruzarte elegante. Oh, fabricante de sueños, rompecorazones, donde sea que vayas seguiré tu camino. Somos dos que vamos a los tumbos y salimos a ver el mundo. Y hay para ver tanto mundo. Y vamos tras el mismo final del arco iris que nos espera tras la curva, mi amigo de las rodillas peladas, el Río lunar y yo”. Ese “amigo de las rodillas peladas” es una improvisada traducción para “huckleberry friend”, frase en la que no sin razón —y siguiendo la tradición de los compositores populares— muchos leyeron una cita a Huckleberry Finn, el personaje de Mark Twain, quien también encontraba el vasto mundo llevado por el Misisipi. “Huckleberries” era el nombre con el que la infancia de Mercer conoció los arándanos (blueberries) en su Georgia natal, lo que descarta la idea de ceñirse al significado literal del término en inglés: bobo, tonto. Según la viuda: lo de “huckleberry friend” proviene de allí, de ese recuerdo de infancia interpolado en unas líneas destinadas a la voz de la Hepburn. La interpretación no explica el destino de esa pequeña frase en la canción, que proveyó una memoria indeleble sobre la biografía de Mercer, como un río plateado, lunar, sobre la corriente del río.

Sábado 27 a las 21.30 en el Teatro Príncipe de Asturias. Entrada gratis.

Fecha

Sáb. 27/6/09

Hora

21:30

Lugar

Teatro
Sarmiento y el río Sarmiento, S2000 AHQ, Santa Fe

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Este sitio fue creado con el objetivo de brindar de manera accesible al público un archivo digital histórico de los eventos y actividades realizadas en el Centro Cultural Parque de España


Publicado el lunes 1 de junio de 2009.