Bienvenidos a 1968 / Cine La pantalla electrizada
Los domingos 4, 11, 18 y 25 a las 20, en el Túnel 4, el Centro Cultural Parque de España/AECID acompaña su ciclo anual Bienvenidos a 1968 con la proyección de cuatro películas emblemáticas de ese año.
Domingo 4: Teorema
Teorema, dirigida por Pier Paolo Pasolini y protagonizada por Terence Stamp, fue desde su génesis una película teórica y política. Cuando se conoció en el Festival de Venecia de 1968, con las consignas del Concilio Vaticano II (1965) aún frescas, la Oficina Católica Internacional de Cine, el ala más renovadora, consideró que el film era “ambiguo” y “visionario” y le otorgó un premio especial, que duró en manos de Pasolini el tiempo que requería una comunicación del ala más conservadora de la Santa Sede, que protestó por el contenido sexual de Teorema. La familia burguesa es el centro de esta película de Pasolini –que por entonces hacía más de diez años había sido expulsado del Partido Comunista y profesaba una “sacralidad natural”–. Stamp interpreta a una figura misteriosa que irrumpe en la vida de una familia burguesa italiana, se enreda sexualmente con todos los miembros de la casa: la empleada devota, el hijo sensible, la madre reprimida, la hija tímida y, por último, el padre atormentado. El extraño se entrega sin pedir nada a cambio y un día, como llegó, se va. Incapaces de asimilar lo que sucedió, la madre se vuelve ninfómana; el hijo, artista; la hija, catatónica y el padre, un depredador sexual. En una de las últimas escenas, la doméstica, indiferente, produce un milagro.
Domingo 11: Faces
Faces, dirigida por John Cassavetes y protagonizada por John Marley y Gena Rowlands (esposa del director), fue filmada en blanco y negro con película de 16 milímetros. Además de transcurrir en una noche, es un film nocturno que muestra las escenas finales de un matrimonio de mediana edad que se desintegra. Filmada según las pautas del cinéma-vérité (el cine verdad), el punto de partida de la película es la afirmación del esposo (Marley) de querer divorciarse. A partir de allí, una cámara que encierra a los personajes al tiempo que deja fluir con naturalidad las actuaciones, muestra cómo el hombre y la mujer entran en relación esa noche con varios individuos. Él pasa la noche con un grupo de hombres de negocios excitados y chillones con los que se va de putas; mientras, ella recoge con sus amigas a un hippie que conocen en un bar. La noche transcurre en una serie de conversaciones tensas que, según las lecturas canónicas del film, dan cuenta de cómo el estilo de vida norteamericano moderno falló al amamantar los intereses, la vida amorosa y la realización emocional y espiritual de los personajes. Cassavetes (1929-1989) acertó en no caer en el florido optimismo de aquellos días.
Domingo 18: One plus One
One plus One, dirigida por Jean Luc Godard y protagonizada por los Rolling Stones, pasó a llamarse Sympathy for the Devil en su estreno en Estados Unidos. La película es un montaje alegórico y político a partir de una extensa serie de tomas de los Rolling Stones mientras graban en estudio una y otra vez el tema “Sympathy for the Devil” (el tema inaugural del álbum Beggars Banquet, de 1968). La película de Godard retrata vívidamente la disolución de Brian Jones y lo enlaza con el asesinato de Robert Kennedy ese año, que vuelve plural la muerte anterior de su hermano John Fitzgerald. Mezcladas con estas imágenes aparece la de una muchacha en un bosque, con un fresco vestido, que se llama Eva Democracia (Anne Wiazemsky, la misma actriz de Teorema) y a todas las preguntas que le hacen reporteros seguidos de camarógrafos responde huidiza “Sí” y “No”. También hay violentas imágenes –armadas para la película– de los Panteras Negras con ametralladoras y revólveres, en un desarmadero donde se apilan autos oxidados. En la escena final, Eva Democracia yace en la playa mientras el plano muestra un film dentro de otro film.
Domingo 25: Barbarella
Barbarella, dirigida por Roger Vadim y protagonizada por Jane Fonda fue el principio de muchas cosas. Basada en la historieta de ciencia ficción erótica para adultos del francés Jean-Claude Forest, la película fue pionera en esto de mezclar las fantasías libidinosas, el cómic, los fetiches, etcétera. Barbarella era una espía futura que recorría la galaxia metida en una tanga y unas botas de caña alta. El rostro de la Fonda en esos días ofrecía una turbia inocencia, que se volcó a las mentes febriles de los jóvenes espectadores con mayor turbulencia. Durante los créditos iniciales, Barbarella se desviste en gravedad cero, una escena de alto voltaje que la película emparda con la tortura sexual del científico loco, Durand Durand, quien somete a la heroína a una máquina que funciona al modo de un piano que la envuelve y cuyos efectos se perciben en el rostro y los gemidos de la Fonda. El grupo inglés de música pop Duran Duran tomaría más tarde el nombre del personaje de Milo O’Shea en la película. Barbarella tuvo una influencia obvia en el manga japonés y en la historieta. Por estos días el director de Sin City, Robert Rodríguez, encara una remake de Barbarella.
Domingos 4, 11, 18 y 25 a las 20 en Túnel 4. Entrada gratis.
Con el apoyo de Cineclub municipal Hugo del Carril, de Córdoba.