Artes plásticas Bandido: muestra de Daniel García

Hace tres años hice una entrevista a Daniel García para la revista de este centro cultural, Lucera, en la que el artista recordaba su muestra Viajes, citas y otros compromisos, en la galería Ruth Benzacar de Buenos Aires, donde exhibió las obras para las tapas de los libros de la editorial Beatriz Viterbo. “Fue bastante desconcertante para la gente que me seguía y conocía mi obra —me dijo—, porque de pronto veían un aspecto que no conocían. Al principio entrabas a la galería y parecía una muestra colectiva antes que de una sola persona”. Y es que el lema con el que encaraba el trabajo de hacer esas ilustraciones muchas veces era: “Voy a hacer una tapa como si fuera otro”. Ese juego de ser otro, antiguo como el arte, es lo que se percibe muchas veces en la obra de García, que el viernes 4 de este mes inaugura Bandido. Selección de obras 2001–2009, una muestra que ocupará las Galerías con más de cuarenta pinturas de gran formato (“variando de 1,50 x 1,50 m a 2 x 2 o 1,5 x 3 m”, me escribe) unas veinte pinturas más pequeñas y algo así como treinta obras en papel.
Entre los otros Garcías más visibles, además del que pinta, dibuja e ilustra tapas, está el lector (el texto del catálogo, escrito por él, abunda en citas discretas y precisas), el escritor, el crítico. Y es que García, apólogo del anacronismo, es anacrónico en el sentido que él mismo reclama para su obra: “Esta inadecuación deliberada —escribe— me permite dar un paso al costado del vértigo de lo nuevo e introducir una anacronía que me lleva a repensar el pasado y el presente. Esa anacronía está buscada mediante la cita (y reactualización) de estilos e imágenes del pasado, tanto de la cultura popular como del arte canonizado. Mis Fantasmas (imagen de lo superviviente por excelencia) aunque provienen formalmente de dibujos animados antiguos y del Pacman (pero también de Marcel Dzama) arrastran consigo, como una bola con cadena, todas las connotaciones asociadas. Son a la vez antiguos y contemporáneos. Cercanos (imágenes de nuestra infancia), pero alejados con una distancia irónica”.
Salvo un par de excepciones, “las obras que exhibo en esta muestra —pone el artista por correo— son de mi propiedad, es decir, no están en colecciones públicas o privadas, y algunas nunca han sido mostradas en público antes”. A su vez —y he aquí de nuevo el juego con el otro— la música que va a acompañar la exposición está hecha por el mismo Daniel García, “a partir de un método de sampleo, con la edición y montaje de fragmentos diversos de audio y loops de percusión”, tal como lo describe en el mismo mensaje citado.
Bando
Como el mismo García señala en su texto de catálogo, un bandido es un fugitivo que la justicia reclama mediante un bando, un decreto. “Un bandido, entonces, es tal —escribe el artista— porque la autoridad, el poder, así lo decreta y lo publica. Pero no debe leerse aquí ninguna pretensión de reivindicación de algún personaje romántico, sino en todo caso la atención puesta a lo excluido y su codificación imaginaria, o sea, hecha imagen. Además de las banales referencias –que están en la obra– a nuestra realidad cotidiana en este país de exclusiones constantes, mi interés se centra en algunas consideraciones estéticas en torno a lo excluido”.
Daniel García también dice que la idea no es hacer una retrospectiva de su trabajo desde hace unos diez años, cuando exhibió en el CCPE por última vez (en julio de 2000), hasta ahora, sino poner las distintas obras, o grupos de obras, en “prospectiva”: “me ha sucedido innumerables veces —dice García—, darme cuenta de que la ‘nueva’ obra que acababa de terminar ya la había hecho cinco, diez o quince años antes, solo que entonces no la veía de la misma forma. En mi actual obra está presente la del porvenir, así como el cadáver que voy a ser habita en mí, como es cierto, también, que se pueden encontrar algunos rastros del niño que fui”.
Contaminación
“En el comienzo de este siglo —escribe Daniel García en el texto del catálogo— en el que el rol predominante en el arte está a cargo de las instalaciones, la fotografía y el video, y en el cual los nuevos medios electrónicos se empujan en la fila para conseguir su lugar antes de quedar caducos, continuar trabajando con los medios tradicionales puede parecer completamente anacrónico. Sin embargo todos los medios se contaminan mutuamente, y así como los medios más modernos toman como referencia a la pintura para su desarrollo, toda muestra de pinturas, por su lado, se ha transformado de alguna manera en una instalación, una serie de inclusiones y exclusiones en un contexto espacial y temporal. De lo que esta muestra no es ajena”.
Recorridos
Daniel García (Rosario, 1958). Vive y trabaja en su ciudad natal, “la cual habita como la Salzburgo de Bernhard”, dice G. D. Aunque de 1991 a 2000 alternó su residencia entre Rosario y Buenos Aires. Durante algunos meses estudió dibujo, hizo un curso breve de estudio sobre el color con Eduardo Serón e incursionó en la escuela de Letras de la UNR. Su interés por el arte lo llevó a lecturas sistemáticas tanto teóricas como de análisis de las obras de artistas europeos, contemporáneos, vanguardistas y también argentinos. Esta formación autodidacta lo desobligó de cualquier academicismo rancio y lo aproximó a artistas que la academia desconocía o desatendía. La beca de la Fundación Antorchas para asistir durante 1991 y 1992 a un taller en Buenos Aires coordinado por Guillermo Kuitca cifró su ingreso definitivo a la pintura, dialogando con sus contemporáneos argentinos su propia obra y la ajena. No menos importante fue, en 1994, su residencia de artista en L’Atelier de Pontoise (Francia). Presentó su obra en numerosas muestras individuales en Rosario, Buenos Aires y en otras ciudades del interior y exterior del país. Además participó en la 47º Bienal de Venecia, en 1997, y en la de La Habana del mismo año. Expuso en las dos primeras bienales del Mercosur en Porto Alegre, en la Primera y Segunda Bienal Internacional de Buenos Aires, y en el 2002 en De Ponta–Cabeça, la I Bienal de Fortaleza (Brasil). Entre otras distinciones recibió el 2º Premio Braque en 1992, la Beca a la Creación Artística de la Fundación Antorchas en 1994, el Primer Premio de Premiados de la Fundación Nuevo Mundo en 1994, el Primer Premio Austria en 1996 y el 2º Premio Adquisición de los Premios Colección Costantini en 1997. Fue considerado como el Artista Joven del Año 1995 por la Asociación Argentina de Críticos de Arte, y en el 2002 obtuvo el Konex de Platino de la Fundación Konex por su trabajo realizado.
Inauguración viernes 4 a las 20 en Galerías. Hasta el 28 de febrero.
Archivo Fotográfico