Teatro Apenas el fin del mundo
Al morir, en 1995 y con sólo 38 años, el escritor Jean–Luc Lagarce había escrito unas 25 piezas, muchas de ellas ignoradas, poco leídas, pero que ya comenzaban a circular entre ciertos círculos al tiempo que su nombre dejaba de ser un secreto. El día de su muerte dirigía un ensayo. Apenas el fin del mundo, que interpretarán en el Teatro Príncipe de Asturias Daniel Hendler y Valentina Bassi, el viernes 31, es de alguna manera una obra autobiográfica y su estreno porteño fue el año pasado, durante la semana que se le dedicó al autor en Buenos Aires.
Lagarce escribió Apenas el fin del mundo en 1990, en Berlín, alejado de su Francia natal y dos años después de que le diagnosticaran sida. Jaime Arrambide tradujo la obra. Un trabajo difícil, si se tiene en cuenta que el autor apela a un lenguaje lírico, intenso, gramaticalmente complejo: un lenguaje que vuelve sobre sí, se contradice, se reitera, se yuxtapone. Que da cuenta, en definitiva, de una de las tantas imposibilidades humanas: comunicar el mundo con palabras.
Cristian Drut, director de la obra, pone en escena el texto y dirige a los actores —según reseña la crítica— haciendo que ellos, sin perder la posibilidad de transmitir emoción, jueguen con la materialidad de las palabras.
La trama de Apenas el fin del mundo es sencilla, porque lo que importa es ese entramado del decir: Louis (Hendler) llega para anunciar que va a morir. Pero no es la muerte el elemento protagónico. Por el contrario, la obra exhibe un juego lingüístico en el que cada personaje tendrá su momento para exponer su propio padecer ante lo que originalmente fue el abandono y la ausencia de Louis. La madre, su hermana menor (Bassi), su hermano obrero (como los padres de Lagarce) y una cuñada lo acompañan en sus últimos días. Lagarce reflexiona sobre los afectos y sobre la presencia, y muestra cómo la ausencia tiene el poder de forjar odios y rencores. Este personaje que pudo salir de la casa paterna y hacer su propio recorrido deberá hacerse cargo de aquello a lo que renunció cuando se alejó de la vida familiar.
El diseño de iluminación de Alejandro Le Roux y la puesta del director Cristian Drut multiplican, con delicadeza, la sensación de soledad, fractura y ambigüedad temporal.
Decir nada
En un monólogo interior, Louis, protagonista de Apenas el fin del mundo, concluye: “Comprendí que esa ausencia de amor de la que me quejo, y a la que siempre le endosé todas mis cobardías, sin que hasta el momento yo la viese, comprendí que esa ausencia de amor siempre hizo sufrir más a los otros que a mí. Me desperté con la idea extraña y desesperada y también indestructible de que ya me querían en vida como les gustaría quererme muerto, sin poder ni saber jamás decirme nada”.
Ficha
Apenas el fin del mundo. Autor Jean–Luc Lagarce (1957–1995). Traducción de Jaime Arrambide. Actúan Valentina Bassi, Ana Garibaldi, Daniel Hendler, Susana Lanteri, Ignacio Rodríguez de Anca. Vestuario y escenografía de Cecilia Zuvialde. Iluminación de Alejandro Le Roux. Dirección de Cristian Drut.
Viernes 31 a las 21.30 en el Teatro Príncipe de Asturias. Entrada $20. Anticipadas en venta en Galerías, de martes a domingos, de 15 a 20.
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